La fusión de diferentes conceptos que se entrelazaron sin buscarlo en un punto de su historia como lo son el café, el diseño y la literatura, transformaron su vida en poco tiempo para darle paso a aquello que hoy nos tiene aquí. Gustavo Adolfo Barbosa Matallana, nacido en Bogotá el 21 de abril de 1970, sus padres Adolfo León Barbosa y Marina Matallana, es el mayor de los tres hijos que viven en una casa campestre. De niño su imaginación siempre le metía en problemas, cuando por curiosidad rompía las cosas o se le encontraba disperso en sus pensamientos y no prestaba atención a sus mayores, un niño con una personalidad retraída e inquieta. Lo llamaron soñador un día la maestra le dio un lápiz, un cuaderno, lo hizo dibujar todo lo que se le venía a la cabeza, se imaginaba a las personas con quien compartía a su alrededor con sus posibles escenarios. Los plasmaba en su cuaderno pero no entendía porque se burlaban de él los otros niños, lo que nunca imaginó era que al  pintar por ejemplo un árbol él utilizaba colores extraños para los demás. 

Fue así, como descubrió años después que tenía una condición especial visual llamada “Deuteranopia” , la cual consiste, en ser la  ausencia de la percepción del espectro del color verde. “¡como si en este mundo no tuviera suficientes verdes, ahora no los veo¡” 

Esta curiosidad le ha  permitido interesarse por diferentes campos del conocimiento, graduado como bachiller con énfasis en Química Industrial, trabajó, durante unos años, en laboratorios farmacéuticos haciendo productos, pero no era feliz.

La Palabra “COLOR”, lo llevó a  iniciar estudios como diseñador gráfico, donde aprendió, en la teoría, el manejo del círculo cromático, sus variaciones y combinaciones, la carrera lo llevó a estar en diferentes agencias de publicidad así como también empresas dedicadas a la comunicación y la creatividad.